Cuando el cine echó mano del desnudo…

A todo el mundo le gusta el cine. Y a todo el mundo le gusta el sexo. A mucha gente le gusta ver cómo otros tienen sexo, o al menos le da morbo saber que lo hacen y eso hace que ellos mismos se exciten; y si a eso le pones un poco de ambiente y otro par de buenos planos con una pareja potente, ahí tienes una obra de arte.

Claro, hacer una película no es así de sencillo, sobre todo si quieres que tenga éxito, jeje. Pero esa más o menos es la fórmula: coger un tema que cause interés en la mayoría de la gente, ponerle algo de conflicto y romanticismo, y darle un final que lo mismo puede ser clásico que impactante pero que tenga originalidad. Y nada interesa más al ser humano que el sexo, todo un universo basado en los gustos sexuales de la humanidad completa; de ahí cualquier director puede sacar inspiración por poco que se lo proponga.

Sin embargo, las películas de sexo no tienen el éxito que se espera; nadie parece cogerle el truco al asunto: meter la cantidad justa de tema sin pasarse o quedarse corto, y ademas mezclarse con un principio, nudo y final que tenga consistencia. Es un hecho que en los últimos tiempos todo lo que tenga un tufillo a erótico ha tenido mucho éxito; pero para los puristas, el hacer cine erótico nada tiene que ver con hacer un filme sexual. Porque, oye, eso significaría hacer pornografía.

Ahh, el bendito porno… ese monstruo en el armario, el elefante en la habitación, el objeto oscuro de deseo de todos, pero que nadie quiere reconocer. Adorado y defenestrado a partes iguales, está claro que es nuesta mojigatería la que nos hace estar perdidos con este género. Porque estamos empeñados en que el porno no es arte, sino una burda expresión de nuestros más oscuros deseos; sin embargo, tenemos una cinta, unos actores, unos directores y un argumento más o menos válido, además de sexo a raudales: ¿qué nos falta para que sea catalogado como película sexual?

Cuanto más nos empeñamos en hacer de menos al porno, más son las chicas que se lanzan a la carrera pornográfica en internet. Hay múltiples maneras, desde el típico video casero grabado follando con su chico, el de la pillada mientras te cepillas a un ligue esporádico digamos en un lugar público, o la actuación de webcamer delante de la cámara de tu pc. El porno jovencitas tiene un público fiel, y además parece que se regenera con cada generación, nunca pasa de moda. Muchos piensan que eso es a causa de la juventud de esta época, totalmente desatada y viciosa, sin valores éticos y con el libertinaje por bandera; pero todos sabemos que una chica guapa es capaz de mover el mundo mucho más con su cara de inocencia que enseñando las bragas… aunque también sea eficaz esa segunda opción.

Pero si dejamos atrás el porno online y el cine para adultos que tiene su público concreto, no podemos negar que en el cine comercial actual se tira de escenas xxx: erotismo, desnudos (chicas sobre todo, ojo al dato), sexo insinuado, escenas calientes… Ahí es donde la industria cinematográfica hace su agosto, y con directores que no quieren reconocer que usan el sexo como reclamo, por miedo a que su cine ya no sea considerado una muestra del séptimo arte. Por eso, acabamos con cierta sensación de «quiero y no puedo» cuando vemos sus películas; por suerte, muchas de ellas no tiene interés por esas escenas, así que acaban triunfando por otras razones que nos hacen olvidar el calentón ocasional que te puedan provocar.

Tendencias cinéfilas que nunca pasan de moda

El cine es un arte que está en constante evolución, justo a la par de la sociedad, pues se nutre de sus vivencias, sus emociones y sus cambios. A pesar de llamarse el séptimo arte, y ser de los últimos en aparecer, es desde luego el que más adaptación necesita, para dar en cada momento a su público exactamente lo que pide o, aún mejor, explorar su comportamiento para ofrecerles nuevas alternativas acorde con sus necesidades y expectativas. En resumen, no es fácil ser cineasta, lo tengo claro.

Sin embargo, a veces nos gusta complicarnos la cabeza más de lo que deberíamos, incluso a la hora de ver una película, no digamos ya participar en su proceso de creación. Sí, el cine es un negocio en la actualidad, mueve muchos millones de cualquier moneda que se te ocurra, y claramente nadie quiere perder dinero en este mundo capitalista en el que vivimos. Los géneros de cine van cambiando, como se puede ver, en referencia al gusto del público, que también lo va cambiando dependiendo de numerosas circunstancias. A veces, se trata sólo de ciclos, cuando estos géneros van y vienen en la historia de nuestro cine, poniéndose de moda y olvidándose alternativamente; otras, es cuestión simplemente de aferrarse a aquellos que siempre acaban gustando a la gran mayoría, y si de estos hablamos, hay algunos que realmente siempre tienen las de ganar: claramente los thrillers, la ciencia-ficción y el cine erótico. Apuesta por alguno de estos tres géneros, y tendrás el éxito garantizado. Claro, se trata también de tener ideas y saberlas desarrollar bien, es decir: buenos guionistas, buenos actores, buenos productores, y buen equipo técnico. A veces también es bueno darle cierto aire innovador, incursionar en uno de estos géneros pero darle un aire diferente. Aunque, ciertamente, a veces llega un momento en que el público, en realidad, quiere más de lo mismo, por eso el sentido cíclico de este tipo de cine.

Sin embargo, si hablamos del erotismo, nos encontramos con que, realmente, sin salirse del tema, son muchos los directores que lo han abordado desde distintos enfoques. Realmente, no hay que extrañarse, realmente el concepto de lo erótico va cambiando con el tiempo, y hay quién piensa que, en la actualidad, se ha perdido por completo, dando paso a un cine porno light, que pueda ser exhibido en carteleras con clasificación para adultos. Pero por suerte creo yo, hay muchos directores que no piensan lo mismo, que siguen apostando por excitar y estimular la líbido del público sin escenas explícitas de sexo, y que piensan que no todo debe entrar por el ojo, sino que también hay que poner en marchar la mente con este tipo de cine, lo mismo que hacemos con otros. Total, si lo que queremos es ver videos xxx, no hay más que entrar en las numerosas webs porno de internet, y gratuitamente estás servido de cualquier cosa que se te ocurra pedir.

Puede que realmente el porno online le haya hecho mucho daño a cine erótico, e incluso al erotismo en general. Sin embargo, ya sea por interés real de cuatro frikis, que al final no son tan pocos, o porque simplemente da morbo saber que vas a ver una película en la que claramente vas a ver tema entre los protagonistas, el caso es que este género siempre da beneficios o, al menos, la satisfacción de ver las salas llenas en su estreno; y después, suele dar bastante buen resultado en cuestión de ventas en dvd y merchandising. Lo que es la crítica… bueno, no nos engañemos, el cine erótico no se considera lo que se dice un género mayor. Anda bastante defenestrado, pero eso no suele significar la rendición de todos los profesionales que se dedican a él.